Ellos saben lo que es sufrir, quizá más que nadie. Son hombres de kilómetros. Y es que se pasan la vida surcando mares y cruzando fronteras con tal de ver a su amada “U” en cualquier campo, luchando como león en celo por esa presa llamada dignidad.
La Trinchera, amada y odiada. Un puño que jamás claudica. Un corazón apretujado que ayer vibró en el mismísimo Morumbí, el fastuoso estadio de Sao Paulo que anoche fue un silencio sepulcral en la definición desde el punto fatídico de los penales.
Allí, entre tantos ilusos brasileños, gritó: “Y daaale ‘U’... Y daaale ‘U’...”. Esa gente, tan grande como la noche loca, se quemó la voz, se partió el alma, jugó su partido con boleto a la gloria. Que Diosito juzgue el resultado, pero ese puñado de héroes anónimos merecía regresar a casa con la clasificación.
La Trinchera reconoció el esfuerzo de los guerreros. Aplaudió y lloró al costado de “Manzanita”, al pie de Piero Alva, en los hombros de un equipo que coqueteó con la historia. Pero el fútbol es así, pues. Detesta la justicia.
Para otra vez será. Pero ellos siempre estarán allí, al pie del cañón, cruzando ciudades, viajando días, sin comer, sin beber, sólo palpitando la emoción de sentirse crema, de sentirse victorioso, de saber que alguna vez levantarán la copa del mejor y de la vida.
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6 de mayo de 2010, 21:39
waooo tantos se puede quere a un equipo de futbol? sera que solo es fanatismo? sea como fuere tu amor por el es intenso
7 de mayo de 2010, 8:15
Creo que todos vieron la garra Crema! el jugar pico a pico, mano a mano con un equipo reconocido mundialmente es más que un logro. A Quien le importa los penales son solo pura suerte, lo que si no lo es, es este gran sentimiento, esta gran hincha y este gran equipo que por toda nuestra vida acompaña GRACIAS U TU LO VALES TODO!